Después de un, muy largo tiempo vuelvo con una nueva publicación. Las palabras no alcanzan para describir el deleite que recorre por mi cabeza, tener a esta banda en mi blog. Su nombre es: The Go-Betweens, de origen australiano (país de Nick Cave y de Everett De Roche), sus comienzos nos trasladan a los finales de los setenta. Es decir, el pleno auge del Post Punk y el nacimiento de la New Wave. Está demás decir, que ellos fueron producto de la época: tan ruidosa, oscura y colorida a la vez, bailable, depresiva, furiosa, de absoluta y hermosa simbiosis de géneros, estilos, etc. Su sonido nos puede hacer recordar a los más primitivo de lo Talking Heads pero, por otro lado, puede que se nos venga a la cabeza, a los elegantes The Servants. Sin embargo, son uno de los padres del movimiento alternativo (indie pop y rock) dentro de Australia, para luego trasladarse a Nueva Zelanda y llegar hasta a New Yersey (EE UU) e influir a grupos como: Yo La Tengo, por tirar un ejemplo. La banda posee dos elementos fuertes delante del aparato creativo, uno es el compositor, cantante y músico: Robert Forster y el otro cantante y guitarrista es: Grant MacLennan (lamentablemente fallecido, de un ataque al corazón en 2006).
Mi apreciación hacia su disco oficial (ya que el primer álbum fue: Very Quick on the Eye editado en 1981, muy difícil de conseguir) llamado: Send Me A Lullaby (1982), es una obra original, interesante y para nada fácil de igualar. Con una cierta rabia revestida por la voz provocativa, cálida, disparadora y burlona de Forster. Con magníficos estallidos de guitarras, sumidos en la experimentación y desequilibrio por momentos, dejan fluir la corriente casual de su calidad artística (el mejor ejemplo, se muestra en la canción: Eight pictures, la más mimada, por mí en el disco). Otro punto a destacar es la ejemplar y vanguardista fusión de la guitarra eléctrica y la acústica, un jugueteo que aceleran al máximo y luego bajan su velocidad (grandes pilares del renacimiento, del Jangle Pop). La batería, es otro fuerte a destacar, por momentos se deja mostrar y pasa a ser el centro de atención. Mientras el bajo es un prolijo acompañante y anfitrión sobre los minutos finales en algunos temas. Para simplificar, un disco indispensable para todo el amante de la música alternativa contemporánea, uno puede encontrar y escuchar las bases, de las bandas que hoy se jactan de ser originales o se llevan el título, vulgarmente y sin nada de méritos, del tan sobrevalorado, inflamado y manoseado: "INDIE".
Disfruten de éstos injustamente desconocidos.
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